¿Cómo hacer que mi hijo aprenda a nadar?

No es lo mismo orientar en el desarrollo de conocimientos, destrezas y habilidades en el campo de la natación, a un niño que no ha tenido un proceso o contacto metódico con el agua, que a otro que haya disfrutado de un proceso de inmersión temprana y placentera en el mundo de la natación.

Para iniciar en el aprendizaje de las habilidades básicas de la natación, el niño tendrá que enfrentar ciertos aspectos o problemas que podrá resolver, de manera más sencilla, si experimentó contacto con el agua desde cuando era un bebé. Los siguientes cinco aspectos

constituyen a nuestro juicio los más determinantes:

Separarse de sus padres

Algunos padres deciden no llevar a sus hijos a clases de natación hasta tanto los niños estén en capacidad de entrar solos. ¡Grave error!

La seguridad de los niños no es cualidad innata. Este aspecto surge y se construye desde la interacción con los padres, cuando papá y mamá –como el primer acompañamiento– consolidan la confianza y ayudan en la transición para que luego los niños demuestren ser  independientes.

El (la) profesor(a) de natación

Los niños en su iniciación a la práctica de la natación, deben enfrentar otro reto grande: interactuar con una persona desconocida, quien debe acreditar competencias para ganar su confianza y garantizar la supervivencia y debida interacción del niño en un medio tan inestable como el agua.

Compañeros de clase

En su clase de natación, cada niño debe interactuar con niños de su edad con características similares o diferentes. Cada evento debe ser un escenario para compartir, aprender a respetar turnos y evitar contactos físicos que los pongan en peligro.

Manejo de elementos

Las ayudas didácticas (barriletes, tablas, tapetes flotantes, pelotas…) son fundamentales en el proceso de adquisición de habilidades acuáticas, pero inicialmente generan inestabilidad. En resumen, los niños en la piscina deben utilizar otros elementos que le ayudan a superar temores paso a paso.

Tiempo y temperatura:

En este aspecto, las opiniones han evolucionado. En particular en el caso de los bebés se consideraba que el tiempo de estadía en la piscina lo definía el niño. Es recomendable que después de los dos años de edad, los pequeños aprendan a regular su temperatura y toleren la totalidad de la clase.

Ahora bien, en el caso de un niño que no haya tenido experiencia previa en el campo de la natación, es necesario trazar una estrategia específica que le permita, sin angustias, resolver todas las situaciones que puedan plantearse en el aprendizaje acuático.

Con estos niños se debe realizar un proceso lento, con incremento paulatino de la complejidad de las actividades y del ritmo de desempeño. Es definitivo conducirlos con paciencia, darles estímulos, realizar actividades por fuera del agua, involucrar permanentemente el juego, validarles el esfuerzo, utilizar ejemplos para estimular la imitación.

Los siguientes elementos hacen parte de este proceso iniciación:

– Adquisición de habilidades acuáticas básicas

– Desarrollo de habilidades para el auto-rescate

– Conocimiento del esquema corporal

– Independencia segmentaria

– Adquisición de patrón respiratorio

– Fluidez en los movimientos

– Auto cuidado

– Socialización

– Aprendizaje de posiciones hidrodinámicas

– Flotación ventral y dorsal

– Ubicación de tiempo y espacial

– Disciplina

– Entradas al agua

Al llegar a los cinco años (incluso antes) con muchas de estas habilidades adquiridas, los niños cuentan con elementos suficientes para el inicio en el aprendizaje de gestos técnicos y estilos concretos del deporte (libre o crol, espalda, pecho, mariposa). Este es un aprendizaje para el cual bien vale la pena ¡MADRUGAR!