¿Qué hacer para que mis hijos tengan más fuerza en los huesos?
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Leer másSi bien es cierto que muchos padres repetimos con frecuencia que solo queremos que nuestros hijos sean felices, la verdad es que la mayoría aún nos preocupamos por el rendimiento académico. Quizá porque relacionamos felicidad con éxito escolar.
Queremos que nuestros hijos sean felices y estamos convencidos de que solo pueden serlo siguiendo el camino establecido. Sacando buenas notas que son llave a las universidades y luego a los trabajos adecuados, para ganar el dinero, que se necesita para tener la vida que finalmente les dará la felicidad anhelada. Cualquier otro camino está condenado al fracaso.
Tenemos mucha evidencia de que esto no es necesariamente así. Pero la creencia está tan arraigada que nos es muy difícil no caer en la trampa. Presionamos a los niños para que sean excelentes en todo, logrando el efecto contrario, porque entonces en lugar de hijos felices tenemos niños estresados, inseguros y ansiosos desde el preescolar y como para aprender necesitan estar tranquilos emocionalmente, es menos probable que les vaya bien en el colegio.
Es un ciclo sin fin en el que muchas familias quedamos atrapadas, haciendo del día a día una batalla desgastante en la que todos perdemos.
En realidad, la felicidad y el éxito tienen mucho más que ver con poder desarrollar nuestros talentos. Cuando un niño descubre su talento es apasionado y se siente motivado. Se concentra, persevera y se esfuerza por mejorar. Más adelante puede convertir ese talento en algo que puede entregar a la sociedad, sintiéndose útil y recibiendo de los demás reconocimiento y retribución por lo que hace. Puede ser muy feliz, aportar a los demás y obtener de su talento los medios para vivir.
Como adultos tenemos un papel muy importante en permitir que los niños descubran y desarrollen sus talentos y para esto es fundamental que estemos convencidos de que todos los tienen. Muchas veces creemos que solo algunos son afortunados de ser talentosos pero esto no es así. Lo que pasa es que cada sociedad valora unos talentos más que otros y entonces este es uno de los mayores retos que tenemos: aceptar y valorar a nuestros hijos como son, aunque no llenen nuestras expectativas. Cuando esto es así ellos pueden florecer y ser excelentes en lo que hacen.
Tal vez no sean tan buenos en otras cosas. No importa, porque nadie puede ser bueno en todo y lo que sí es seguro, es que un niño que es reconocido y valorado, y que puede desarrollar sus talentos, se siente pleno. Esto hace más probable que pueda aprender todo aquello que no le interesa tanto.
Si se siente seguro y sabe que es bueno para algo, puede aceptar más fácilmente que hay algunas habilidades en las que otros son mejores y tolerar más la frustración. Puede esforzarse más en lo que le cuesta trabajo, equivocarse y perseverar y también aprender a usar sus talentos para lograr sus objetivos en áreas que le parezcan difíciles.
Así que lo mejor que podemos hacer por nuestros hijos, es dejar de preocuparnos tanto porque sean excelentes en todo, y más bien ayudarles a descubrir lo mejor que hay en ellos para que puedan compartirlo con el mundo.
Ana Maria Constain
Psicóloga humanista-transpersonal, mamá de dos niñas, esposa, empresaria, psicoterapeuta, mujer, apasionada e idealista, sensible y bastante existencialista.
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